05 enero 2009

Norias

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Doy una vuelta completa sobre el eje de la buena fortuna. Ensayo el próximo paso. Giro. Vuelta completa. El mareo es mordaz y algo cavernícola y me lleva a pensar en todos los porqués. Y de pronto lo descubro: giro para verte mejor: regateo para olerte mejor: ando para saborearte mejor: y me mareo para tocarte mejor. Tocarte es también verte y saborearte: girar como un loco hasta que los inviernos no ardan. Olerte las partes mágicas es la tecla que modifica la sustancia. Soy la perinola de tus días dulces azucarados integrales. Soy persona y eje y descubridor. Amago a posarte mis manos (siempre) frías para percibir tus temblores de nena acristalada. Con qué facilidad se calienta la pava en la hornalla del presente. Con qué habilidad la calentamos. Y sin embargo cuánta ceguera tenemos a la hora de no calcular el dolor. Ecuaciones de primer grado con resultado negativo. Vísperas de fines de semana: un micro rojo y blanco: la estación sin bar ni subsuelos: tu valija que ya es mi valija. Quiero seguir girando y girando para que mareadito y todo consiga olerte saborearte tocarte y volver a calentar la cocina con vistas al jardín. Por eso ensayo el próximo paso. Por eso me cuido. Por eso me agarro al eje. Por eso tengo preparado el magiclic que dispara fuego. Pisar en falso sería no descubrirte nunca más.

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extraído de
Arder en el invierno
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