05 junio 2013

El bandoneón del policial

Una reseña firmada por Horacio Convertini en el número de esta semana de la Revista Ñ.
¿Dónde habita la oscuridad de la novela negra? En todo caso, ¿cuáles son sus límites argumentales? Responder estas dos preguntas habilitaría un debate amplio, y seguramente filoso, entre los cultores y fanáticos de un género que hoy parece vivir una etapa de esplendor. La polémica ya se agita en la web: best-séllers acusados de oportunistas, teorías sobre un éxito masivo que esconde el certificado de defunción, nostalgias de una vieja esencia degradada por la ambición editorial y el cine. Pero hay otra cosa a simple vista: en la galera de mago de la novela negra ya entra mucho más que policías corruptos, investigadores solitarios, detectives alcohólicos, periodistas indiscretos, rubias infartantes y enigmas a desanudar con ingenio o balazos.
Moravia, la más reciente novela de Marcelo Luján, autor argentino que vive y se destaca en España, demuestra con su heterodoxia la anchura y profundidad del género, y también, desde luego, su riqueza.