21 octubre 2008

De Rusia con euforia

Impecable y sobresaliente película la del ruso Ivan Vyrypaev. Se trata de Euphoria (Eyforiya), estrenada en Rusia en 2006 y competidora en la sección oficial del 63º Festival de Venecia. Una verdadera obra maestra del cine actual. El guión es extraordinario: innovador: plagado de diminutas huellas que enseñan el camino narrativo de un modo magistral. Uno de los mejores largometrajes que he visto en los últimos años: puramente ruso y estrictamente conmovedor: visualmente perfecto.
Un resumen apurado:
El rubito Pavel, un día, con arrojo y escasas luces, decide dejar de reprimirse y encarar a Vera, una muchacha de vestido rojo casada con un tal Valery, hombre de pocos amigos y muy dado a la bebida. Vera tiene una hija, pequeña, Masha. Pavel y Vera se conocieron en una boda, aunque todo lo que hicieron esa vez fue mirarse. Mirarse y mirarse. Por eso, cuando Pavel decide dejar de reprimirse y la encara y le confiesa lo que le pasa y le pide bastante menos de lo que le dará, Vera entiende que algo inexplicable está comenzando a ocurrir en su vida. Algo nuevo y espontáneo y también maravilloso. Están en medio de la estepa siberiana, a orillas del río Don. Viven allí. Todos. Nacieron viven vivirán y –no lo saben– morirán en ese espacio tan parecido a la nada. Vera, entonces, guiada por la brújula de lo que siempre quema, abandona a su familia –abandona a su marido muy dado al gatillo fácil: ¡peligro!– para fugarse con Pavel, desgarbado y soñador.
Y AQUÍ una selección arbitraria de 30 fotogramas que fui pescando mientras Pavel y Vera se subían a la barca y empezaban a volar.