Marcelo Luján dice que cuando relee a Abelardo Castillo y a Ricardo Piglia “me pongo a llorar de envidia”. Y que la grandeza de esos escritores, junto a la de Ana María Shua, Guillermo Saccomanno y Juan José Saer, “reside en que siguen siendo indispensables para las nuevas generaciones”.
“En lo personal, leerlos o releerlos me mantiene cerca de la Argentina, de su tradición literaria tan saludada en todo el mundo. A mí me generan ganas de escribir. Y eso es lo máximo”, destaca.
Pablo Calvo, para Revista VIVA
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