10 noviembre 2010

reseñas: La mala espera

por Florencia Benigno / Revista Gatillo
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“Las niñas ya no quieren ser princesas, y a los niños les da por perseguir el mar dentro de un vaso de ginebra”, dice Joaquín Sabina en Pongamos que hablo de Madrid. Y esa frase bien podría ser una descripción de La mala espera, la novela de Marcelo Luján, ganadora del Certamen Literario Ciudad de Getafe de Novela Negra 2009.
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En efecto, la obra muestra el lado B de Madrid, o el side B del casette, una ciudad donde la prostitución y el narcotráfico encuentran su caldo de cultivo, con personajes decadentes y personalidades desesperantes. Luján logra armar una interesante trama que muestra, desde los acentos hasta las costumbres, el colorido policultural de una ciudad que se aprovecha de inmigrantes que, al igual que el personaje principal, tomarán decisiones graves ante situaciones sociales del mismo tenor.
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El Nene (protagonista de la novela) viaja a España con la intención de encontrar una nueva vida, de alejarse de la monotonía de un trabajo como controlador de calidad de escobas en Buenos Aires. Pero ese panorama, que en un principio se ve alentador, termina transformándose en una pesadilla, en la imposibilidad de alejarse de un mundo de actividades ilegales que ponen en riesgo su vida y su integridad humana.
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Y mientras tanto aparece la espera, que pesa en las ambiciones del protagonista, en la utopía del dinero fácil, que atraviesa las vivencias del Nene y que se presenta como la constante dentro de las variables que forman sus amistades, sus amores, sus contactos y su trabajo. Es allí donde el autor se permite ir y venir en la historia contemporánea argentina, para demostrar cómo el pasado golpea siempre, aún estando a millas de distancia de su país.
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Y en este ir y venir, la historia va armando un non dixit, a través de lo que una generación calla y vuelve indecible para la siguiente. Y eso que se oculta irá configurando un misterio que no conocemos -ni siquiera pensamos- pero que terminará sorprendiendo. Como afirma el Nene, 'Esperar siempre da buenos resultados'.
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La mala espera es una novela que no espera, sino que quema en las manos de quién la toma.
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reseña publicada en Revista Gatillo, Buenos Aires, noviembre de 2010.