01 diciembre 2009

Ojos

Como si fuera domingo. Como la espada vengadora que algunas veces condena y otras arrecia y tantas veces perdona. Como un tren cuando se detiene. Como una luz en medio del camino, cortando la niebla. Como el milagro que siempre ocurre al despertar. Como si fueran ellos los que olieran el perfume contra la almohada, la piedra contra la carne, la brisa y el ventanal. Como si fuera tarde y domingo. Como si fuera, además, invierno cerrado. Como si alguien contara los días. Y en una casita de montaña se consumiera el último leño. Como un gladiador agonizando, entre vítores que de a poco va dejando de escuchar. Como un cuerpo embarazado. Como un cuerpo despreciado. Como una sombra. Así. Desde una posición privilegiada. Y con los párpados coloreados de celeste.


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extraído de
Arder en el invierno